Era medianoche del sábado 18 de abril de 2015. Un barco de unos 20 metros de eslora lleno de inmigrantes tuvo problemas a unos 190 kilómetros de la costa italiana de Lampedusa. El servicio de Guardacostas italiano alertó a un pesquero cercano, de bandera portuguesa, el "Ray Jacob", para auxiliar a sus ocupantes. Cuando los inmigrantes vieron que el pesquero se aproximaba, se lanzaron hacia uno de los lados para llamar la atención, provocando que su barco volcara.
Según uno de los supervivientes, habría 950 inmigrantes, la mayoría encerrados por los traficantes en los compartimentos más bajos del barco, lo que habría impedido su huida en el momento del naufragio. Entre los ocupantes habría cerca de 200 mujeres y unos 50 niños.
Ha habido 28 supervivientes, que están aportando datos sobre la tragedia. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ya ha expresado su temor de que este naufragio sea la mayor tragedia de los desplazamientos de inmigrantes en el Mar Mediterráneo.
Lo ocurrido nos tiene que hacer reflexionar. Es una emergencia que nos afecta a todos, a nuestra forma de vida y a cómo afrontamos los problemas del mundo. Los inmigrantes "irregulares" son fruto de nuestro mundo "irregular". Muchos de los países de origen están sumidos en conflictos, hambre, falta de oportunidades, mala gestión... Los países ricos protegen su comercio, subvencionan sus productos, provocan guerras, exportan armas... y hacen las vallas más altas. Los compromisos de lucha contra la pobreza y otros problemas se quedan, en general, en el "museo de las buenas intenciones".
Es verdad que hay esfuerzos positivos: personas y organizaciones que les acogen y comparten su tristeza por haber tenido que dejar sus familias, sus raíces, el sitio donde nacieron, los lugares donde crecieron, las cosas que les hicieron personas...
Lo importante es crear las condiciones en los países de origen para que estas personas no tengan que abandonar su tierra desesperadamente y puedan vivir allí con dignidad. Hace falta un mayor compromiso por parte de todos, desde vivir una vida más sencilla y compartir más, hasta redoblar el compromiso internacional por la paz y de lucha contra la pobreza.
La canción "Pa vivir con dignidad", como buen ejemplo de rock profético, publicada en 2007, da la voz de manera contundente a estos inmigrantes:
Navegando hacia el exilio, sin una dirección.
Han salido a la fuerza, escapando del horror.
Los que no huyeron quedan en la oscura maldición,
es inútil el regreso, sólo hay desesperación.
Y ES QUE YA... NO LES QUEDA NADA
PA VIVIR CON DIGNIDAD.
Sus recursos expoliados, avaricia sin final.
El que gana es el de siempre, explotando a los demás.
Dictadores, corrupciones, mucha deuda y poco pan,
pa chupar la sangre al pueblo, machacando sin parar.
Y ES QUE YA... NO LES QUEDA NADA
PA VIVIR CON DIGNIDAD.
Sus hogares, sus amigos... se quedaron muy atrás.
Han robado su ilusión, su libertad, su dignidad.
Y ES QUE YA... NO LES QUEDA NADA
PA VIVIR CON DIGNIDAD.
Disco
“El Buscador” – P Jony. Kronborg Records – 2007