Desde la Fundación Provocando la Paz queremos reflexionar sobre algo que se ha dado a conocer este mes, pero que sigue pasando en lugares desconocidos de Nigeria.
Más de 200 mujeres y niñas nigerianas que fueron liberadas por el Ejército de Nigeria en el bosque de Sambisa, donde estuvieron secuestradas por el grupo terrorista Boko Haram, están embarazadas. Algunas fuentes elevan la cifra de embarazos a 214. Algunas niñas afirman que fueron convertidas en máquinas sexuales y que hacían turnos para violarlas. Además, les pegaban, les insultaban y sufrieron todo tipo de vejaciones. Cuando se quedaban embarazadas los milicianos no eran indulgentes con ellas, sino que las obligaban a trabajar igual que las demás. A esto se suma la mala alimentación. Según algunas niñas supervivientes, les daban sólo una comida al día, una harina de maíz que no era buena para el consumo humano.
Después de pasar por el horror de un cautiverio de estas características, estas niñas y jóvenes afrontan un grave trauma psicosocial y van a necesitar una atención especializada para recuperarse física y emocionalmente de las heridas sufridas. La Fundación Provocando la Paz afrontamos un drama parecido en Sierra Leone, con las niñas soldado violadas y con hijos a su cargo.
La primera reflexión ante estos hechos es constatar la crueldad humana encarnada en Boko Haram. Su integrismo y su ataque cobarde hacia unas niñas inocentes están fuera de lugar.
Y desde el punto de vista de las víctimas, pedir para ellas apoyo y protección, para que puedan vivir la vida que les queda en paz y dignidad, junto a sus hijos que nunca conocerán a su padre. Y por parte del gobierno de Nigeria y de las autoridades internacionales, asegurar la protección de la población, para que no sigan pasando estos horrores.