Hoy es el Día Mundial contra el trabajo infantil. Es un día de esos que no debería existir en el calendario, pero dado el egoísmo que provoca graves desequilibrios en nuestro mundo, hay 168 millones de niños que son víctimas del trabajo infantil.
168 MILLONES!!!
Y estos son los que se saben, según cifras oficiales de la OIT. Según algunas ONG's muy puestas en la materia, podrían alcanzar los 400 millones. Es tan difícil de cuantificar porque es una economía sumergida y porque hay muchos intereses de poderosos que se aprovechan (algunos gobiernos, empresarios y multinacionales).
Además, se calcula que unos 47,5 millones de menores ocupan un puesto de trabajo peligroso en el mundo. Estas cifras muestran el déficit de trabajo digno y seguro para una buena parte de los menores, la peor forma de trabajo infantil y una violación de las normas internacionales del trabajo.
Estos datos conviven paradójicamente con los 75 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que están desempleados, y los muchos más que no han podido acceder a un puesto laboral digno.
La OIT, con datos empíricos recopilados alrededor del mundo, destaca la letal conexión entre trabajo infantil (y el consiguiente abandono escolar) y el déficit de trabajo digno para los jóvenes.
El trabajo infantil es un pacto con el diablo que los pobres se ven forzados a hacer para lograr una pequeña seguridad inmediata; es a la vez un resultado de la pobreza y una manera de perpetuarla.
Los que abandonan la escuela antes de los 15 años corren mayor riesgo de quedar totalmente excluidos del mundo del trabajo. El trabajo infantil provoca un brutal impacto en la sociedad y genera un círculo vicioso: incide en el paro infantil, que a su vez desincentiva para apostar por la educación de los niños.
En este día señalado para tantos millones de menores, nos unimos a una serie de propuestas para luchar contra estas dos lacras interrelacionadas que son el trabajo infantil y el desempleo juvenil:
- Retirar a los niños del trabajo infantil y escolarizarlos. Cambiar explotación por educación. Esto se tendría que apoyar en una educación gratuita, obligatoria y de calidad hasta la edad mínima de admisión laboral y también en una protección social.
- Promover oportunidades de trabajo digno para los jóvenes, como medida para facilitar la transición entre la escuela y el trabajo.
- Abordar las vulnerabilidades específicas de niñas y jóvenes, ya que sobretodo en países en vías de desarrollo tienen dificultades específicas (dificultad de matriculación, matrimonio precoz), además de estar más expuestas a las peores formas de trabajo infantil, como la explotación sexual.
- Crear un entorno político, económico y social propicio. Es urgente la incorporación de convenios sobre trabajo infantil en muchas legislaciones nacionales, así como no ser cómplice cobarde y silencioso con empresas y multinacionales que se aprovechan de una mano de obra barata y que no protesta porque no puede.
Para finalizar, damos la voz a esos millones de menores trabajadores, muchos de ellos explotados, con la canción "Quiero jugar", en la línea del rock profético:
QUIERO JUGAR
Todo es oscuro, todo es tan
duro. En su triste vida… no hay futuro.
Con ocho años… no sé qué es
jugar.
Sólo veo muñecas… que hay que fabricar.
Me levanto a las seis… de la
mañana…
pa currar de sol a sol… todos
los días de la semana.
QUIERO JUGAR… Y ESTUDIAR.
YA NO PUEDO MÁS… BASTA YA.
LIBERTAD, LIBERTAD.
Soy prisionero… quiero vivir…
cansados mis brazos… de cargar un fusil.
Obligado a matar… entrenado y
drogado.
Arrancado de mi hogar… para
ser niño soldado.
QUIERO JUGAR… Y ESTUDIAR.
YA NO PUEDO MÁS… BASTA YA.
LIBERTAD, LIBERTAD.
De cama en cama… lloro sin
más.
Soy el juguete… de un turista animal.
Fue vendida a los diez… mi
virginidad.
Ahora arrastro mi amarga
vida… y también mi dignidad.
Todo es oscuro, todo es tan
duro. En su triste vida… no hay futuro.
QUIERO JUGAR… Y ESTUDIAR.
YA NO PUEDO MÁS… BASTA YA.
LIBERTAD, LIBERTAD.
Padre Jony, disco "El Buscador"