Idomeni se convirtió en un símbolo de resistencia para los refugiados. Situado en la frontera entre Grecia y Macedonia, allí quedaron atrapadas 14.000 personas cuando decidieron cerrar la ruta de los Balcanes.
La alternativa que ofrecía el Gobierno griego a los refugiados era su traslado a campos militarizados, donde no entran las ONG's ni los periodistas y de donde no pueden salir. Por una cruel ironía, la compañía de autobuses que ponía el gobierno griego para trasladar a los refugiados era "Crazy Holidays", cuya traducción significa "vacaciones locas": algo que choca frontalmente con unas personas que sufren una tragedia humanitaria huyendo de la guerra y la miseria, y que no ha pasado desapercibido a muchas personas de Europa, golpeando a su conciencia.
Algunos nos manifestaron su miedo de ser trasladados a Turquía. Al principio les decíamos que esto no podía ser, ya que iba contra los derechos del refugiado, pero fuimos contemplando tantas atrocidades e ilegalidades que nos dimos cuenta que los derechos humanos y los derechos de los refugiados han saltado por los aires en la Unión Europea durante los últimos meses. El mismo acuerdo de la UE con Turquía es inhumano e ilegal.
Lo peor de todo es la falta de información sobre los destinos. Los refugiados de Idomeni no eran informados y no sabían a dónde les llevaban. Esto es inaceptable porque antes de tomar decisiones deberían haber recibido información detallada. Los refugiados dudaban si en los campos militarizados recibirían una atención médica adecuada, sobretodo los que padecían una enfermedad crónica con necesidad de un tratamiento continuo. ¿Correrán el riesgo de su interrupción? ¿Recibirán la medicación que necesitan adonde los llevan o los dejarán morir lentamente? Ante esta desinformación y un futuro incierto en los "campos de concentración" a los que oían referirse por rumores, se entiende mejor que de los 8.424 refugiados que quedaban en Idomeni, sólo 2.800 habían sido realojados en "campos oficiales". Los otros 5.624 han preferido buscar otro camino antes de ser recluidos en los centros habilitados por el gobierno griego. Algunos han decidido seguir su odisea hacia otros países de la Unión Europea por otras rutas. La mayoría han engrosado los asentamientos que hay en gasolineras próximas. En toda Grecia hay unos 50.000 refugiados todavía "libres" pero en condiciones infrahumanas.
Si han desalojado a los refugiados de Idomeni sólo hay una razón (como siempre): intereses económicos. Ya sabéis, los poderosos no se mueven por humanidad ni por vergüenza. Sólo por intereses económicos. En este caso, la clave es que por allí pasa una vía del tren que conecta Grecia con Macedonia y de esta manera, con la Ruta de los Balcanes. Desde el primer día los que enviaban mercancías a través de esta línea se quejaron y pidieron la "limpieza" de la vía.
Otra razón de carácter económico fueron las constantes quejas de algunos agricultores y algunos habitantes de la zona que también pidieron la "limpieza" porque los refugiados afectaban a sus intereses. A principios de abril fuimos testigos de una manifestación y corte de una carretera de acceso al campo de refugiados para exigir la "limpieza". Y de cómo algunos obligaron a sacar tiendas de refugiados y ONGs porque querían su campo "limpio".
Los próximos campos a desalojar serán el del Pireo y Elinikón, también por intereses mezquinos, porque llega el verano y los refugiados son una "mala imagen" para los turistas. En el puerto del Pireo hay 1.476 personas y en el antiguo aeropuerto internacional de Elinikón quedan 3.611.
Idomeni es un ejemplo de cómo funciona el abuso de poder para conseguir sus fines: por el camino quedan bombardeos masivos e indiscriminados con productos químicos caducados, uso desproporcionado de la fuerza, cortes de agua, problemas para que no entre en el campo leche de bebé, prohibiciones de acceso para cooperantes, voluntarios y periodistas...
Desde Provocando la Paz hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para que la vida de los refugiados en Idomeni fuera más digna y hubiera humanidad donde atacaba la inhumanidad. Ellos se llevan en sus corazones nuestra acogida, amistad, ayuda, educación, cultura, música... Esas canciones que compartimos por las noches a la tenue luz de una hoguera quedarán grabadas para siempre en su interior. Esas canciones que, como decían ellos, les animaban, les aliviaban y les hacían más felices. Nosotros nos llevamos su amistad, su hospitalidad, su paciencia y su resistencia.
Gracias a todas las personas que nos han apoyado en esta misión humanitaria. Seguimos en otros frentes, aunque parece que el problema es sólo de "alta política". Pero preferimos el infierno de Idomeni al infierno de la alta política, porque en Idomeni había humanidad, mientras que en la alta política sólo hay intereses miserables.
Judi, Hussan, Musa, Sameha, Ahmad, Nour, Raniah... no nos pudimos despedir. Sólo os queremos recordar aquellas palabras que cuando las pronunciábamos os provocaban una sonrisa y hacían que vuestros ojos se llenaran de esperanza: algún día, en Siria en paz... haremos una gran fiesta.
Idomeni ya está desalojado. Ya tienen parte de lo que querían. Pero el espíritu indómito de Idomeni continúa, y seguirá golpeando a nuestras conciencias. La Unión Europea se ha mostrado incapaz de darles una solución digna. Por lo menos podría dejar trabajar y aportar soluciones a los que todavía tienen humanidad.