Fueron a Estambul de turismo. Querían disfrutar de unos días de tranquilidad, visitando lugares interesantes y conviviendo con seres queridos. Querían disfrutar de la preciosa Turquía y contemplar de cerca dos de sus monumentos como Santa Sofía y la Mezquita Azul, en la céntrica plaza de Sultanahmet. Y unos fanáticos terroristas decidieron que aquello era un pecado, que aquellas personas eran enemigas y que uno de ellos tenía que matarlos en un atentado suicida.
Y así es como perdieron la vida diez personas inocentes y otras quince resultaron heridas.
Un absurdo más de los absurdos fanáticos, enemigos de la vida y de todo lo que se menea y no piense exactamente igual que ellos.
Desde la Fundación Provocando la Paz condenamos el brutal atentado de Estambul. Una oración por las víctimas y un abrazo a sus familiares. Queremos remarcar el valor de toda vida humana y destacar que no hay nada que justifique la muerte de otra persona: ni una religión, ni una ideología ni cualquier otra diferencia de criterio. Este atentado, como cualquier acto terrorista, es algo cobarde e inútil. Y apostamos por un mundo más habitable donde no sea pecado hacer turismo, visitar lugares maravillosos, ser feliz y libre.
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