Una boda tendría que ser siempre una celebración llena de alegría, felicidad y prosperidad. Los asistentes se unen para celebrar la fiesta del amor entre dos personas y desearles todo lo mejor en su nueva etapa.
Pero en esa boda de la localidad turca de Gaziantep que se celebraba el 20 de agosto de 2016, algo truncó la alegría en horror: un menor de 12-14 años de edad cometió un ataque terrorista. Se hizo detonar o fue detonado, causando 54 muertos y 69 heridos. Más de la mitad de los muertos eran niños. Un niño matando a otros niños? ¿Qué mundo es este?
Una boda, que tendría que dejar un rastro de amor, felicidad e ilusión dejó un rastro de sangre, desesperación y odio. "Convirtieron en un infierno el mejor día de nuestras vidas", dijeron los novios llorando. Ellos sobrevivieron, pero perdieron a muchos seres queridos.
Desde Provocando la paz condenamos la masacre de la boda en Gaziantep, un atentado a los más sagrado: el amor. Y condenamos también la utilización de un niño para matar. Una persona inocente que se está abriendo camino en la vida ha sido utilizada por mentes retorcidas para matar, además de perder la vida él mismo.
Queremos reafirmar el valor de toda vida humana y apostamos por un mundo más habitable donde haya un lugar para el amor y donde no sea peligro de muerte celebrar la fiesta del amor.
Y seguimos trabajando por un mundo donde los niños crezcan rodeados de paz y libres del odio y el terror.
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