En medio de todo lo que vivimos, hay que destacar las buenas personas y las buenas acciones. Por eso hay que grabar con letras de oro la buena acción de Ignacio Echeverría, que en Londres no dudó en enfrentarse con su monopatín a tres terroristas armados con cuchillos, que estaban ensañándose con una mujer. Su gesto salvó vidas. Terrible batalla entre una persona valiente y tres cobardes, entre el terror y la libertad, entre tres cuchillos y un monopatín, entre la destrucción y la vida, entre una brutalidad que trae ruina y otra humanidad que trae esperanza.
Si estos asesinos piensan que serán recibidos con honores en un paraíso, todo parece indicar lo contrario: se les podría asegurar que se han ganado un pasaporte al agujero negro de la vergüenza por destruir vidas humanas y por cobardes, atacando por la espalda a una mujer y a un muchacho con monopatín.
Desde Provocando la Paz queremos destacar el valor de toda vida humana y el derecho a la vida, a la libertad y a la paz.
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