Se cumplen 70 años de la liberación del campo Auschwitz II-Birkenau. Fue cuando el mundo conoció los detalles del horror, cuando vimos uno de los más claros ejemplos de hasta dónde puede llegar la maldad humana. Se calcula que más de un millón de personas murieron en Auschwitz y en el campo anexo, Birkenau, debido a los fusilamientos ante el muro de la muerte, las torturas, las cámaras de gas, el hambre, el agotamiento y las enfermedades. El mundo no sería igual después de Auschwitz. Si Auschwitz pudo existir durante cinco años, significa que las personas somos capaces de crear un infierno en la tierra. Podríamos tener el cielo en la tierra y a veces algunos se empeñan en montar un infierno. Vergüenza, pena, tristeza, horror... ante tanta barbarie. Lo peor que podría pasar es no aprender las lecciones de la historia.
Cuando el 27 de enero de 1945 entraron en Auschwitz los soldados soviéticos del Ejército Rojo pusieron fin al cautiverio de 7.000 personas, símbolo de la resiliencia humana, de la lucha por la vida, de la capacidad del ser humano para empeñarse en demostrar a los más pequeños que "la vida es bella" y vale la pena vivirla.
Desde la Fundación Provocando la Paz condenamos toda violencia y algunas de sus causas como la intolerancia, el fanatismo, la xenofobia, la falta de respeto hacia el que es diferente, el ansia de poder, la envidia, la venganza...
Como seres humanos, deberíamos aprender de aquello. Auschwitz es un grito desgarrador para la humanidad. Por delante, tenemos un futuro común lleno de respeto y construcción de un mundo en paz.
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