Con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza se han sucedido numerosas movilizaciones, con el objetivo de concienciar de la necesidad de un rechazo colectivo a las políticas que generan pobreza, desigualdad y destrucción del medio ambiente.
La persistencia de la pobreza no es justificable ni inevitable, sino una cuestión de voluntad política.
El primer objetivo es reivindicar un nuevo modelo económico y social que ponga a las personas en primer lugar, no al dios dinero. Hay que escapar de los mitos del crecimiento, del consumismo y de la competitividad.
En la misma línea, se reivindica la necesidad de impulsar políticas que pongan a la sociedad por encima de los beneficios de las multinacionales. Se trata de impulsar políticas y presupuestos cuyo eje principal sea la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y la garantía de unos servicios sociales de calidad.
También ha habido fuertes críticas al TTIP (Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión). Todos los tratados de libre comercio que se están negociando en este momento comprometen la capacidad legislativa de los estados y son un ataque a la democracia. Se alerta que aumentaría el poder de las grandes multinacionales y tendrían un impacto muy negativo en el medio ambiente y los derechos laborales.
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