En pleno siglo XXI nos podemos preguntar: pero, ¿todavía existe la ley de la piedra? Por desgracia, sí. Siguen habiendo lapidaciones en ciertos lugares del mundo, matando de esta manera tan cruel a personas, muchas de ellas inocentes, algunas acusadas falsamente y otras víctimas de una ley humana "inhumana".
Nos ha llegado la noticia y la imagen de la lapidación de Zulima, de 19 años, por mantener relaciones con su novio y según los talibanes, quebrantar la ley islámica o Sharia por estar prometida a otro hombre por su familia. Por lo tanto, según ellos, sólo había una opción: la lapidación. El novio ha sido condenado a recibir 100 latigazos.
La joven no estaba de acuerdo con ese matrimonio forzoso que había planificado su familia y amaba a otro muchacho, con el que quería irse lejos de allí y empezar una nueva vida de amor y paz, lejos de la ley de la piedra.
Pero en algunos lugares y según algunas leyes las mujeres son ciudadanas de segunda categoría y pueden ser lapidadas con relativa facilidad. Se puede decir que no tienen ningún derecho.
Cuando pienso esto, recuerdo a una persona que hace 2000 años se atrevió a cambiar la ley de la piedra en la ley de la misericordia y el amor, desafiando a los fanáticos, hipócritas y asesinos, que en todas las épocas han existido: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Y fueron soltando las piedras y desfilando, empezando por los más viejos. Parece que mientras decía esto, dibujaba algo en el suelo, tal vez un corazón.
Algunos no quieren enterarse de esta abolición de la ley de la piedra de hace 2000 años, con una verdad aplastante de mirarse primero a uno mismo, porque si uno se mira bien, no le deberían quedar ganas de meterse con los demás, y mucho menos de matarlos a pedradas. Quizá esos hipócritas asesinos fanáticos cobardes han hecho o están haciendo cosas peores en su vida, como por ejemplo, matar a un ser humano, en este caso a una joven indefensa metida en un agujero. ¿Por qué? Porque se ha atrevido a hacer lo mejor que se puede hacer en la vida, el acto humano más profundo: amar.
Zulima, como tu nombre indica, eras "amante de la paz", siempre ansiaste esa paz y ese amor que te fueron negados en vida. Desde el más allá ayúdanos a abolir la ley de la piedra y cambiarla por la ley de la misericordia y del amor, la ley de la dignidad humana y la dignidad de la mujer.
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